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TEMA: Armas Blancas en Cuba. El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas. Armas Blancas en Museos 2.

Armas Blancas en Cuba. El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas. Armas Blancas en Museos 2. 1 semana 6 días antes #1

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Armas Blancas en Museos 2.
El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas.
Armas Blancas en Cuba.


Tras mi desplazamiento, de unos meses, a Madrid, por cuestiones de trabajo, al regresar a casa no pude dejar de pasar por “la Imperial Toledo”, donde, además de dar una vuelta por algunas de las numerosas tiendas de armas blancas, pude visitar el Museo del Ejército, aunque (y fue una pena) la mayor parte de sus salas estaban cerradas al público ya que estaban renovando el sistema contraincendios para hacerlo más seguro y adaptado a la nueva normativa. Aun así, pude visitar una exposición temporal y alguno de sus fondos que se exponían en la planta baja del “Alcázar”, el majestuoso y magnífico edificio que alberga el Museo.

Continúo esta “miniserie” con el Museo del Ejército (Toledo), y en particular con la Exposición temporal: 1898 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas.

Antes de comenzar, pido disculpas por la calidad de las fotografías, tomadas con la cámara del teléfono móvil, sin poder usar flash y a objetos que se encontraban protegidos o situados tras cristales.

Pero volvamos a ese periodo que marcó el fin de nuestra presencia en Cuba y Filipinas.
Reinaba en esas fechas en España, la reina regente María Cristina de Habsburgo.
Aquí la vemos en un Óleo sobre lienzo de Juan Luna Novicio. 1989. MUE-40347. Museo del Ejército.



A la hora de comenzar un conflicto bélico, los Estados siempre han tenido que legitimarlo de alguna forma ante los otros estados y ante sus propios ciudadanos, buscando lo que se conoce como un “casus belli” (viene del latín, es un acto o un evento que provoca o se utiliza para justificar una guerra).
En ocasiones, las causas para “hacer la guerra” a otro pueblo son legítimas…
Pero, en otras, como la que nos ocupa, no tanto…
Baste recordar la célebre conversación entre el magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst y Federic Remington, su corresponsal del diario New York Journal en La Habana, con el encargo de proporcionar ilustraciones para una serie de artículos:
Federic Remington:
-“Todo está tranquilo. No hay problemas. No habrá guerra. Deseo volver”.
William Randolph Hearst:
-“Por favor, manténgase allí. Usted proporcione las fotos, yo proporcionaré la guerra”.

Qué ocurrió…[/b

Los Estados Unidos estaban en un proceso de clara expansión territorial que se aceleró con la anexión de Texas, en 1845; la conquista de parte de México, entre 1846 y 1848; la “conquista del Oeste”; que tantas veces hemos visto idealizada en el cine; la compra de Alaska, en 1867; etc… Sus ambiciones, además, incluían la rica (y para ellos cercana) isla de Cuba, por lo que apoyaron a los rebeldes en las sublevaciones de 1868-1878 y 1895-1898, para que obtuvieran la independencia de España. Su ansia expansionista también incluía el Pacífico, por lo que también pusieron sus ojos en las Islas Filipinas…

¿Qué razones dieron para la guerra?[/b

Los Estados Unidos acusaron falsamente a las autoridades españolas de haber colocado un explosivo submarino en el acorazado USS Maine, que había sido enviado previamente “en visita de cortesía” a La Habana. Este buque sufrió una explosión interna accidental (siendo bien pensados) y se hundió en el puerto, causando la muerte de más de 250 de sus tripulantes.
Este hecho se utilizó como justificación de una guerra contra España, con el lema ¡Recuerda el Maine! ¡Al infierno con España!
La campaña orquestada por la prensa americana en general, y por Randolph Hearst en particular, dio pie al concepto “prensa amarilla” que aún hoy se sigue usando, cuando la prensa exagera o tergiversa la verdad de modo interesado.
La campaña incluyó el “desprecio” del enemigo español, pues es una táctica habitual para animar a las tropas y a los ciudadanos propios, mientras se mina o merma la moral del otro bando, el menospreciar y ridiculizar al enemigo.
Esto chocaba frontalmente con las costumbres y tradiciones de nuestro Ejército y su consideración hacia el enemigo, para muestra un botón:

La alocución fúnebre del coronel José Ximénez de Sandoval, el comandante de la columna que dio muerte a Martí (José Martí, símbolo de la lucha de Cuba por su independencia):
-“¿Hay aquí algún pariente o amigo del que fue en vida José Martí? Pregunto esto por si alguien quiere tributarle los últimos honores”.
Silencio.
-“Señores, ante la muerte, cuando pelean hombres de hidalga consideración como nosotros, desaparecen los odios y rencores. Nadie que se sienta inspirado por nobles sentimientos debe ver en estos yernos despojos, un enemigo, sino un cadáver. Los militares españoles luchan hasta morir, pero tienen consideración con el vencido y honores para el muerto”.

¿Con que armas se luchó en esa guerra?



Carabina Remigton nº 5 modelo 1866 calibre 7 milímetros. Capturada por las tropas españolas en la zona del rio San Juan, en octubre de 1896, procedente del alijo que transportaba el vapor “Dauntless”.
Revolver sistema Smith-Wesson recomendado para el Ejército español desde 1884 “ONA”.
Revolver Colt Nay, modelo 1889, copia eibarresa, marca Eureka.
Fusil estadounidense, sistema Krag-Jorgensen, modelo 1892.

Por parte española se contó con el emblemático fusil Mauser 1893, del que ya hablamos en el post “Voluntarios para morir”, dedicado a las armas blancas usadas por La Legión.






Pero centrémonos en las Armas Blancas…

Vamos a ver algunas de las que allí se utilizaron:




Machete de jungla y vaina, atribuido al general (de los independentistas) Antonio Maceo y Grajales.
Machete del general (nacido dominicano) en jefe de las tropas revolucionarias cubanas Máximo Gómez Báez (1894).
Bastón de mando del general Antonio Maceo.

Los anteriores, Máximo Gómez y Antonio Maceo, son junto con José Martí la trilogía de hombres fundamentales en la que allí se denomina “Guerra de la Independencia de Cuba”.
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Armas Blancas en Cuba. El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas. Armas Blancas en Museos 2. 1 semana 6 días antes #2

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Armas Blancas en Cuba.




Machete para Infantería de Cuba modelo 1892.
Machete utilizado en Cuba (Empuñadura de asta).
Espada sable del capitán de Caballería Francisco Alfau.

Vamos a ver más en detalle un magnífico ejemplar del machete para Infantería de Cuba modelo 1892



Y el cuchillo bayoneta modelo 1893 para fusil Mauser español del general de división Joaquín Vara de Rey y Rubio.



El general de división Joaquín Vara de Rey y Rubio. Laureado de San Fernando y héroe de El Caney. El Caney era una pequeña posición defensiva apoyada sobre el fortín del Viso, sin artillería ni ametralladoras, con una guarnición de unos 550 hombres a su mando. Fue uno de nuestros Héroes, con mayúsculas, en Cuba.




El general estadounidense Shafter envió, tras el desembarco en la isla, al 5º Cuerpo de Ejército contra Santiago de Cuba, el 1 de julio de 1898 (unos 18.000 hombres). La toma de El Caney se la encomendó al a la 2ª división del general Henry Lawton, 6.899 hombres apoyados por una batería de Artillería.
Los norteamericanos creyeron que los españoles huirían ante su aplastante superioridad numérica, no contaban con la resistencia de los españoles armados con sus Mauser y la voluntad de resistir de Vara de Rey que, impasible, se paseaba por las trincheras animando a sus hombres.
Tras varias heridas recibidas en combate, continuó haciéndolo, hasta que atacados a tiros por tropas de los insurrectos, tanto el postrado general como sus camilleros, fue ejecutado en su camilla.
Después de tomar el Viso, tras reiterados y reiterados impactos de artillería y nuevos y feroces asaltos, la artillería se situó en el Viso para poder batir las casas del pueblo y las trincheras. Al ver que la resistencia era inútil y los pocos hombres que quedaban, 84 de los 550, los heroicos defensores se retiraron ordenadamente hacia Santiago mandados por el teniente coronel Puñet.
En esta misma batalla murieron también su hermano, el capitán de infantería Antonio Vara de Rey y su sobrino, el segundo teniente Alfredo Vara de Rey.
El general Vara de Rey recibió la Cruz Laureada de san Fernando, a título póstumo, por parte de España.
En reconocimiento de ese mismo valor, el ejército estadounidense enterró al general Vara de Rey con todos los honores, pasando a engrosar la lista de hombres y acciones que darían, primero entre los militares norteamericanos y posteriormente entre su población, una imagen heroica del “soldado español”.
En la actualidad y desde 1903, año en que fue inaugurado con la presencia del Rey Alfonso XIII, cuenta con un Monumento en Ibiza y, desde 1941, con una plaza en Madrid.



Como hemos visto, la presencia de los machetes tanto entre las tropas españolas como insurrectas era muy común, por ser muy necesarios, entre otras cosas, para abrirse paso a través de la maleza, también hemos visto la importancia en esta guerra de los fortines y blocaos (blokhaus).

Trochas y líneas fortificadas.

Una trocha es una vereda de atajo o un camino abierto en la maleza.
El sistema defensivo de trochas consistía en zonas anchas sin maleza, aprovechando las vías de comunicación entre poblados.
Esta defensa fija, contaba con fortines, otros dispositivos comunicados entre sí, y torres de observación tras barreras intermedias de detención.
Este sistema se complementaba con tropas móviles a vanguardia y retaguardia, el telégrafo eléctrico y un tendido de tranvía o ferrocarril cuyos coches-fuerte aseguraban la movilidad en la defensa, la vigilancia, y también la acumulación de fuerzas para el ataque.
En 1896 Weyler (capitán general de Cuba Valeriano Weyler desde febrero de 1896) dispuso, en la trocha principal de Júcaro a Morón, construida en la Guerra Larga (1868-1878), el siguiente despliegue:
Una torre o fortín cada kilómetro con 8 soldados y un cabo.
Un blocao cerrado, con parapeto, cuatro soldados.
Entre fortín y el blocao 6 escuchas, con cuatro soldados cada una, con parapeto y cubierta de zinc.
Un cuartel cada 5 kilómetros para la cabecera de compañía que cubría el trayecto.
Cuarteles para las cabeceras de batallón cada 15,13 y 35 kilómetros.
En los lugares débiles de la trocha ordenó el tendido de alambradas de púas.
Vamos a ver la maqueta de un fortín de trocha, similar a los que se edificaron en la trocha del Sicario, en el último término del siglo XIX.



No quiero terminar el apartado dedicado a Cuba y sus armas blancas sin hacer una referencia a la vida allí de nuestros soldados. Nadie mejor para hablar de ello que mi compañero José Manuel Guerrero Acosta (militar e historiador): “Cuba 1898. Vestuario, equipo y vida del soldado”. Militaria. Revista de Cultura Militar, nº 13, 1999, páginas 121-132.

En el 98, la Ley de Reclutamiento de 1885 (modificada parcialmente en 1896) establecía 3 años de servicio militar. Seguía vigente el sistema de “sustitución” y “redención en metálico” (2.000 pesetas), solo para Ultramar, y las corruptelas para evitar el servicio fueron denunciadas por voces civiles y también militares. De los militares destinados a Cuba, sólo regresaban la mitad, debido mayoritariamente a las enfermedades tropicales y sobre todo a la fiebre amarilla.
La alimentación del soldado fue un problema por la movilidad de las tropas españolas y mambisas, y luego el bloqueo marítimo. El rancho común: arroz, tocino rancio, yuca y café. Si consumía fruta tropical para saciar el hambre, sufría entonces agudas diarreas.
El juego y el alcohol (ron de caña) acompañaron a oficiales y soldados de aquel jército de miles de hombres endurecidos por años de guerra en condiciones adversas, insuficiencias alimentarias y sanitarias, atrasos de pagas y equipados con grandes deficiencias.
La capitulación y entrega de la isla fue un terrible golpe moral para aquellos hombres que, pese a las circunstancias, cumplieron con su deber.


“No importa”

El recordar las penalidades y esfuerzos de nuestros militares en Cuba me trae a la memoria la escultura “No importa”, de Julio Gonzalez-Porta, cuyo original está en el Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid. Rinde en ella homenaje al soldado español, que ha de cumplir su misión sea cual fuere sin escatimar esfuerzo alguno y dando incluso su vida como dictan las Reales Ordenanzas Militares.
El soldado participará en misiones de paz en donde haya conflictos armados, en labores de reconstrucción en zonas devastadas por la guerra o los desastres naturales, defendiendo la Patria y acudiendo allí donde se le ordene por ser necesario. Por todo ello podrá recibir recompensas y aplausos como también el rechazo, el reconocimiento o anonimato, la gratitud o la incomprensión, la alegría o el dolor, satisfacciones, sacrificios e incluso poner en riesgo su vida. Pero como reza en el basamento de la escultura. “No importa”. Le basta con la satisfacción del deber cumplido.



Boceto de la escultura “No importa”. Julio Gonzalez-Pola y García.

Espero que les haya resultado interesante, en breve continuaré con las armas filipinas exhibidas en esta exposición temporal.

Muchas gracias por haberme acompañado hasta el final.

Un atento saludo a todos.
Félix
Última Edición: 1 semana 6 días antes por JEFUERZAXXIX. Razón: insertar fotografía correcta
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Armas Blancas en Cuba. El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas. Armas Blancas en Museos 2. 1 semana 6 días antes #3

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Muchas gracias por ser nuestros ojos Félix!!! Excelente trabajo, he disfrutado mucho leyéndolo. Hace mas de 6 años subí algo sobre el tema (que había conocido en mi juventud leyendo el libro de Salgari : "La capitana del Yucatán") para mostrar una navaja Boker Usa recordatoria del Maine. Click aquí

Un gran abrazo!!!

Última Edición: 1 semana 6 días antes por Facón.
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Armas Blancas en Cuba. El Museo del Ejército (Toledo). Exposición temporal: 1998 El final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas. Armas Blancas en Museos 2. 1 semana 5 días antes #4

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Facón escribió:
Muchas gracias por ser nuestros ojos Félix!!! Excelente trabajo, he disfrutado mucho leyéndolo. Hace mas de 6 años subí algo sobre el tema (que había conocido en mi juventud leyendo el libro de Salgari : "La capitana del Yucatán") para mostrar una navaja Boker Usa recordatoria del Maine. Click aquí

Un gran abrazo!!!


Gracias a ti, querido amigo Juan.

Acabo de ver tu post y me han encantado tanto el post como la navaja.

Magnifico el relato y la presentación de la navaja.

Un fuerte abrazo.
Félix
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